El pasado Jueves volví a llevar mis magias a los niños de Oncología del Hospital Virgen del Rocío, y me he comprometido en hacerles una visita al mes.¿Por qué?
Porque veo a gente peor que yo y no andan todo el día quejándose, me ponen en mi sitio.
Porque me hace sentir mejor y empiezo a relativizar.
Pero sobre todo porque salgo del Hospital con una sonrisa de oreja a oreja y con el alma completamente llena, y eso no hay moneda que lo pague.